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Coca-Cola, Mahou y el poder del “scan + win”: ¿por qué las promociones con códigos QR siguen funcionando?
Los códigos QR ya no son la novedad curiosa de hace una década: se han convertido en una palanca de engagement masiva y medible para marcas que quieren convertir cada envase, cartel o soporte físico en un punto de interacción digital. A lo largo de los últimos años hemos visto cómo gigantes como Coca-Cola y Mahou han incorporado mecánicas de “scan & win” (escanea y gana), códigos PIN o QR en producto y packaging para impulsar compra repetida, activar comunidades y recoger datos first-party. Estas acciones no sólo venden más unidades a corto plazo, sino que —bien diseñadas— alimentan programas de lealtad y comportamientos deseados.
¿Por qué funcionan? Desde la óptica del behavioral design y la gamificación hay varios principios en juego: facilidad de fricción baja (un escaneo y ya estás dentro), recompensa aleatoria o frecuencia variable (pruebas que activan la expectativa, un clásico del condicionamiento operante), y micro-compromisos que escalan (registro, canje, repeat). En lenguaje práctico: el QR sustituye un call-to-action largo por una acción inmediata, y si le añades un diseño de recompensas escalonado (puntos, instant wins, sorteos grandes) aumentas la probabilidad de recompra y la viralidad. Estudios y casos muestran que el uso inteligente de QR en pack y puntos de venta mejora la conversión cuando el incentivo percibido es claro y la experiencia móvil está optimizada.
Coca-Cola ha sido casi sinónimo de “scan & win” desde hace años: entre apps, campañas territoriales y códigos bajo chapas o en etiquetas, su estrategia combina engagement musical, experiencias y premios instantáneos con captación de datos y gamified loyalty. La compañía se esfuerza en enlazar la experiencia físico-digital (en un flujo pack → QR → app/plataforma → premio/exclusivo), convirtiendo cada compra en una micro-experiencia. Esto es relevante porque, para un marketer, cada escaneo es un evento que permite segmentar y reimpactar con mensajes personalizados.
En España, Mahou también utiliza sus propios sistemas de interacción —por ejemplo, los “pincodes” en el cuello de algunas botellas— para canjear puntos y participar en promociones y regalos. Ese enfoque demuestra una lección útil: no hace falta reinventar la rueda tecnológica; puedes adaptar el concepto de “scan & win” a PINs, QR o códigos alfanuméricos según la tipología del envase y la audiencia a la que apuntas.
Pero, ¡ojo!: los programas siempre deben cuidarse desde la ciberseguridad y la comunicación, porque han proliferado fraudes que intentan suplantar promociones.
Entonces, ¿qué ingredientes harían falta para que una promoción “scan & win” sea efectiva y escalable?:
- Fricción mínima: la experiencia de escaneo debe abrir en menos de 3 segundos y evitar formularios largos.
- Recompensas variadas y percepciones de valor: mezcla instant wins, con esa satisfacción inmediata, y premios de alta aspiración (sorteos) para mantener el interés (behavioral economics).
- Transparencia y seguridad: comunica claramente condiciones, privacidad y evita pasos sospechosos para minimizar desconfianza y fraude (compliance + trust).
- Medición y ciclo de reimpacto: cada QR debe disparar eventos analíticos (ID anónimo, tipo de envase, hora, POS) para poder reimpactar con ofertas seguras.
- Gamificación bien alineada: añade metas, streaks o tablas de clasificación si quieres fomentar competencia entre consumidores, pero mantén la inclusión para no alienar.
Para una compañía como la nuestra, estas campañas son un terreno fértil: el valor añadido no está solo en el premio, sino en cómo se diseña la progresión (micro recompensas, feedback inmediato, narrativas de marca) y en cómo se integran señales sociales (compartir logro, referidos) para amplificar alcance orgánico. La ventaja competitiva de un partner experto es transformar promociones puntuales en experiencias que construyen hábito y datos útiles para segmentación y lifetime value.
Algunas recomendaciones concretas para marcas que quieran ejecutar una “scan & win” rentable: testear primero en mercados pequeños, priorizar la infraestructura móvil (landing pages responsivas, SDKs para medir), y diseñar la economía de recompensas para que el ROI sea sostenible (balancear coste del premio vs incremento de ticket medio y LTV). Además, incorporar elementos de compliance y anti-fraude desde la concepción (rate limiting, verificación de códigos, comunicación oficial) evita problemas reputacionales.
En resumen, los QR de “scan & win” no son una moda pasajera; son una herramienta madura que, si se aplica con principios de behavioral design, UX y análisis de datos, sigue siendo una forma potentísima de convertir producto físico en punto de interacción digital. Coca-Cola y Mahou muestran que el mix correcto (packaging, incentivos y experiencia móvil) funciona a escala —y que quien lo haga con mejor diseño de juego y protección contará con clientes más fidelizados y datos más valiosos. Para nosotros, la oportunidad está en acompañar a las marcas para que esas mecánicas no solo “funcionen”, sino que construyan hábitos y significado de marca.